#actualidad #datos #antiestres
Por @Flo Straso
Bueno sí, de más está decir que el mundo está intenso y más desde la llegada de la pandemia. Como no existe una escuela que te enseñe a vivir, todis improvisamos el arte de la supervivencia en un mundo prácticamente apocalíptico, en donde no sólo se instauraron las cuarentenas y los protocolos como permanentes, sino que aparecen amenazas intermitentes como temblores y otros asuntos que escapan a nuestro control. Y he aquí la cuestión: perder el control.
Flota en el sentido común que el contexto de pandemia ha profundizado ciertos males que acarrea hace rato esta era moderna. Era que se caracteriza por la digitalización, la infodemia, la tácita presión de ser alguien en el mundo y triunfar; flagelos que sacaron a la luz términos viejos, pero nuevos: autoboicot, procrastinación, depresión, ataques de pánico y ansiedad, entre otros.
Hace un tiempo, en noviembre, vi un video de Filonews sobre cómo la tecnología y el uso de las redes sociales impacta en la vida de centennials y millenialls, generando angustia y ansiedad. La ansiedad es la respuesta anticipada e involuntaria al futuro y a sucesos que nos generan miedo; se caracteriza por anularnos el presente, puesto que nos pone la cabeza en el qué vendrá. Y esa sensación proveniente de la mente, repercute en nuestro cuerpo físico, haciéndonos sentir mal, inseguros, incompletos, insatisfechos. Puede generar alteraciones en el sueño y en el cotidiano.
Fue en el mismo mes de noviembre que se me despertó un insomnio que fue constante unos días y luego intermitente. Quienes sufrieron de insomnio alguna vez saben lo feo que es y la desesperación que te genera por cómo altera tu tiempo, tu cara y tus ganas. Tras un tiempo de no zafar, mi psicólogo me lo dijo: estas con crisis de ansiedad. Desde entonces no paro de accionar para salir de este estado "antinatural". No sé qué fue primero, pero la ansiedad fue (y aún es) la alianza clave para que yo no pueda dormir bien o me preocupe demasiado al respecto.
Por eso me tomo el atrevimiento de compartir con ustedes una serie de recomendaciones que fui identificando e incorporando a mi vida, proveyente de distintos lados, como consejos de amigas, lecturas de internet, planteos en terapia y diálogos con la almohada. Sepan entender que es una lista en construcción y que la comparto porque me fue útil en estos tiempos difíciles. ¡Allá vamos!
Primera parte #Desimismarse
La ansiedad puede ponernos tan en una que nos nubla y nos hace sentir solos en el mundo, alejándonos de un contexto que la mayoría de las veces es más seguro de lo que nuestra sugestión insinúa. Para salir de esa situación y ubicarnos en la palmera, existen algunas técnicas clásicas, como por ejemplo:
+Respirar, Meditar
Asumo que antes de tener ansiedad, la meditación no era una opción. Pero un día, dos amigas me pasaron unas y le entré. Para mi sorpresa, me sirvió un montón y desde entonces lo hago cada vez que puedo o que mi radar identifica intranquilidad. No existen personas que mediten perfecto y no es una práctica excluyente. El objetivo es calmarse, vaciar la estantería para volverla a llenarla, bajar un cambio y retomar. Y para eso la meditación es la mejor opción. Podes buscar algunas en Youtube (acá te dejo una), también bajarte la App Insight Timer desde Playstore o probar con este compilado de Estudios Ghibli, publicado por ismorbo.com:
+Hablarse en tercera persona
Un artículo que publicó VICE que leí hace poco, asegura que hablarnos en tercera persona es una gran aliada contra la ansiedad. Al hablarnos así, activamos una "distancia psicológica" que nos despega del mambo y nos muestra la picture completa. Además, nos hablamos como si le hablásemos a otros (a un amigo o amiga), con una carga de ternura y compasión mayor que la que nos tenemos a nosotros mismos. Es una técnica que podemos aplicar -aunque sea a modo de prueba y error- para calmarnos y decirnos que todo va a estar bien y que esto también pasará.
+Escribir lo que nos pasa
La escritura es una herramienta catártica por excelencia que nos sirve para sacar de adentro toda la porquería y tomar distancia del lío. Como el ítem anterior, activa una "distancia psicológica" que necesitamos. Por eso, tener a mano un cuaderno en donde escribir verborragicamente lo que nos pasa está muy bueno. Escribir sin juzgar, sin pensar, sin medirse... dejarlo salir todo es una especie de reset. Además, descargar y registrar nos puede ayudar a la autoconciencia, a la autoevaluación y, por último, ese momento de sentarnos y olvidarnos del resto del mundo, es un acto poderoso.
Segunda parte #Reconocerse y preservarse
La ansiedad suele llevarnos puestos como una ola en el mar y en ese tacle inesperado podemos perder o alejarnos de algunas cosas que nos salvan, nos definen y nos hacen muy bien. Por eso será clave recuperarlas y considerarlas, porque a veces este cuadro nos aleja de lo que nos gusta para acercarnos al listado del dolor y el sufrimiento. Tranqui que se pueden recuperar. Por ejemplo:
+Tus rituales cotidianos
Cuidado con el aumento del desgano, el cansancio o el estrés, será importante que no abandones aquellas pequeñas cosas que te definen y te hacen ser vos mismx. Aquí se incluyen hábitos de higiene y auto-mimos de índole personal. Por ejemplo, no dejes de lavarte la carita y ponerte la cremita. No dejes acumular en el canasto sucio esa ropa que te levanta, porque necesitarás verte, vestirte y sentirte chulo para salir allá afuera o quedarte en casa. El sahumerio, la ventilación, cocinar, bañarse, bailar… cada cual sabrá. Cuidado con la depre que no es moco de pavo, y con la procrastinación, que todo repercutirá en tu autoestima y nos necesitamos de nuestro lado.
+Mover el cuerpo
...para calmar la mente. No sé dónde leí que tenemos cuatro cuerpos/cuatro campos: el físico, el psicológico, el neuronal y el espiritual. La mente (del neuronal) suele tomar una fuerza irracional “que gobierna” a los demás, pero es sólo una mala costumbre. La neta es que el cuerpo nos mueve, por eso mantener el movimiento forma parte del a b c de esta guía, por muchas razones obvias: nos hace bien, nos dispersa, nos cansa y renueva nuestra energía. De entrenamiento guionado a caminata tranca, cualquier actividad que nos saque de la cápsula será bienvenida, y más acompañada de una buena musiquita. Al llegar la hora de dormir o de relajarnos, el cuerpo físico estará planchado y con suerte ese cansancio le ganará a la falsa ama llamada mente.
+Pedir ayuda
Para el último dejo lo mejor: contar con nuestros afectos, redes, puentes y con la ayuda profesional. No somos extraordinarios, no podemos con todo, el mundo está intenso y está muy bien llamar a alguien cuando no podemos solxs. Quienes te estiman de verdad van a estar ahí sin peros ni por qué; seguramente necesitarás una mano (literal) que te agarre y te haga sentir en compañia; tambien abrazos contenedores y planes para pasar el rato: invitar a alguien a dormir o irte a la casa de alguien, tener algún plan y garantizarte no sólo la contención y la empatía que la ansiedad requiere, sino -sobretodo- pasarla bien, divertirte, reír, hablar webadas. Ni hablar que terapia es un espacio dedicado a unx mismo -más que necesario- que nos hace bien a corto, mediano y largo plazo.
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Además de las recomendaciones generales (que quizás ya sabes de memoria como por ejemplo #cuidado con las redes sociales, #dormir con el celular lejos y #abandonar la pantalla varias veces al día, #habitar el aire libre y respirar profundo, #hidratarse, etc), hay algunas otras que no quiero dejar afuera:
#Reconocer lo que te pasa y subjetivizarlo
La ansiedad es un concepto objetivo, pero es una vivencia subjetiva. A cada persona le pega distinto de acuerdo a su personalidad y trayectoria; por ende el salvataje también será personalizado. Mi ansiedad no es la misma que la de otro y a ambos nos pega distinto, por eso es importante subjetivarla: ¿por qué a mí me pega así? ¿por qué yo me pongo así? ¿qué es lo que me incomoda? ¿qué señales he de descifrar?
#Identificar los factores de riesgo (lo que avecina tu ansiedad)
Como somos animales de costumbre, muchas veces sabemos que hay algunas situaciones más propensas a darnos ansiedad que otras. Está bueno saber cuáles son esas instancias para estar preparados y tener la heladera llena (una analogía de la serie Big Little Lies que, en otras palabras, significa tener un plan b). A mi, por ejemplo, en la caída del sol se me viene la noche (literal y metafóricamente) entonces empecé una actividad a las 19 horas. Cada cual sabrá su talón de aquiles y elaborará su contra-propuesta.
#No cebarte en consumos
La ansiedad nos pone manija y la mente un poco patineta. No siempre, pero puede ser un estado border. Por eso hay que tener cuidado con las sustancias que consumimos, porque nuestra mente patineta puede desbarrancar mal si le metemos una volada, dícese con alcohol drogas o lo que sea. La ansiedad es en sí misma una pérdida de control; el consumo de algunas cosas nos hace perder el control y esa conjugación puede jugarnos en contra.
Esto es todo, amigues
Espero que te haya gustado este kit casero, devenido de mis vaivenes en los últimos meses. Claro está que no existe una receta universal. El flagelo en cuestión es motivo de curiosidades infinitas y no existe la superación de un día para el otro; a veces está activa y a veces no. Esta fue mi caja de herramientas, totalmente abierta y en situación de feria permanente. Así que pasen y vean, hagamos trueque, intercambiemos recetas y consejos, que la salud mental no es moco de pavo y ¡por fin! nos estamos haciendo cargo.
¿Qué herramientas sumarías vos?
Aguanten mis viejis, mis amiguis, mis gatas y el movimiento.
Gracias por llegar hasta acá. Compartí este post con quien creas lo necesite.
¡Hasta la próxima!
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