10 días en Brasil

Año nuevo, cuaderno nuevo. Me fui de vacaciones a Bombinhas, Brasil, y me propuse escribir una cosa por día. Este es el resultado:

Por Flo Straso

Día 1: Los mejores desayunos del mundo

Me quedé dormida y desayuné sola. Perfecto muajajajajá. Desayunos brasileros, los mejores del mundo: frutas varias, pan de queso, vigilante (membrillo sobre queso), torta, jamón, queso, cuatro tipos de panes, jugo yogur, granola, café, leche. Siempre lo mismo, un recorrido feliz: café con leche, tostadas con mantequilla, jamón y queso, otro pancito salado, uno o dos vigilantes y luego la fruta con granola y el jugo de naranja. 

Día 2: La hija oscura

Primero vi la película y como me gustó mucho me imprimí el libro. Me encantan esos personajes mal llevados que desafían lo tradicional. Además, la historia transcurre en un pueblo desconocido al borde del mar… Sentí cierta sintonía y muchas de las frases que leía me resonaban: “Nunca había que llegar de noche a un lugar desconocido; todo es indefinido, todo nos parece una señal”, “es el olor de las vacaciones”, “sentí una punzada irracional de incomodidad”. Recomiendo fuerte esta novela de Elena Ferrante, autora de la que se sabe poco y eso me atrae más.

Día 3: Relatos eróticos

Una amiga me recomendó escribir algunas anécdotas de este tipo y me gustó la idea. Así que me puse a pensar en algunas (nubecita) y terminé eligiendo algunas relativamente recientes. Escribí dos, uno llamado “la bombachita” y otro “la pelopincho” y se tornaron relatos largos, con detalles, que no voy a publicar acá, pero sí en algún otro lugar. Como sea, recomiendo el ejercicio de escribir anécdotas eróticas.

Día 4: Cuerpo, dinero y magia

En vacas, otra amiga me compartió un video que le hizo acordar a mí (ella es aprendiz de barras de access, entre mil cosas) y me gustó mucho. Invita a saludar al cuerpo, a preguntarnos cómo sería nuestra vida si todos los días eligiéramos la comunión con nuestros cuerpos, en vez de los juicios -a destruir- de entenderlo como un envase, un vehículo, una fuente de dolor, limitaciones y problemas… Y tratarlo como un compañero, porque “toda la magia de la realidad se actualiza a través del cuerpo” y puedo “usar toda su potencia a mi favor”, “¿qué más sabes hacer?, ¿de qué sos capaz?” abrirlo, en vez de cerrarlo…Invitarlo a jugar, cuando pinte, porque él nunca guarda rencor.

Día 5: No me puedo morir (yet)

No me puedo morir todavía porque tengo la entrada a tres recitales este año: La Renga, Gorillaz y Bad Bunny. Es tan lindo ver en vivo a esos artistas que nos acompañan todos los días y que nos salvan la vida. A finales del año pasado ví a Maceo Plex y a Javiera Mena. Riquísimo. ¿Cuántxs artistas más veré este año? ¿Seguiré cumpliendo sueños? Es obvio que sí… ¡Mortal!

Día 6: El accionable de Floren

El año pasado me di de baja a mil newsletter pero quedé suscrita a dos: el saoirse de Floren de Saltolab y el Cortito y al pié de Sofi Contreras. Un día desayuné leyendolo y me encantó su llamado a la acción: hacer una lista con 5 cosas específicas de lo que quiero hacer este año (1) y 5 cosas que haga con mayor frecuencia toda la semana (2); luego compararlas y ver en qué punto estoy. La hice… 

Lista 1: dormir bien gracias a hacer ejercicio; tener momentos free celu; comprarme una consola para practicar y lanzarme como dj en mi nuevo hogar; aprender más inglés practicando con estudios en tech; y seguir juntandome con amiwis, amantes, hacer nuevos, tatuajes y ropa jajaja. Lista 2: trabajar 9 horas en compu y sentir dolor de cuello; escuchar música y editar playlists; mirar el celular casi todo el día; pensar qué voy a comer; acariciar las gatas.

Día 7: Te amo, Kiki

Aún de vacas, seguí vinculada a lo audiovisual, pero con una particularidad: nada de personas ni dramas humanos; pura aventura y fantasía. Así es como estallé la memoria de mi celu descargando pelis de Studio Ghibli, volví a ver varias y vi algunas por primera vez: KIKI, entregas a domicilio me hizo muy bien. Cuenta la historia de una bruja que a los 13 años debe independizarse. Deja la casa de sus xadres, acompañada por una mochila, su escoba voladora y su gato negro Jiji. Me encantó la historia, llena de amor y analogías con este momento de mi vida: dejar un hogar para buscar otro, trabajar para vivir, sentirse muy bien y también muy mal, sentarse frente al mar, necesitar un michi cerca. Está en Netflix.

Día 8: Paleta de colores

Estando en Brasil me dí cuenta que estoy enamorada de Brasil desde ese junio del 2016 cuando conocí Río de Janeiro. La última vez que vi el mar fue en enero del 2017, en Brasil, y hoy, 5 años después (1 lustro, mi medida de tiempo favorita), volví a este país a una ciudad que no conocía y que me alucinaba. Su paleta de colores simplificada (cielo, mar, arena) me simplificó. Gracias infinitas, Brasil.

Día 9: Hice una playlist

Cosas locas pasan en la vida. Estando allá me enteré de que mi mejor amigo se casaba. Como si eso fuese poco, me invita a ser la dj de la fiesta. Así que manos a la obra: me puse a armar una playlist que suene desde el momento en que él y ella ingresaban al salón y luego me quedaba yo con este gran Llamado a la pista.

Día 10: Forever minimalista

Orgullosa estuve de mi valija y de las cositas que me llevé porque pocas cosas estuvieron de más (los borsegos, por ejemplo), pero de ahí en más todo joya: hay que cargar los outfits que se usan todos los días, no inventar nada nuevo, llevar prendas interdependientes que todas te queden bien y se puedan combinar entre sí, y saber que a la vuelta la valija siempre siempre es más liviana.